El consumo repetido de sustancias que producen placer y euforia puede conducir al desarrollo de una adicción. Este trastorno de naturaleza crónica y recurrente se caracteriza por la pérdida de control sobre el uso de la sustancia. Todo ello a pesar del deterioro gradual que experimentan tanto la salud del paciente como el bienestar de quienes le rodean. Los científicos están tratando de comprender por qué se desarrolla una adicción y por qué les resulta tan difícil a los enfermos dejar de consumir drogas.
Un nuevo estudio publicado en la revista Addiction Biology, la de mayor impacto en el campo de las adicciones, ha demostrado la presencia de alteraciones en la funcionalidad y estructura cerebral de los consumidores de cocaína. El estudio ha estado liderado por el grupo de investigación en Neuropsicofarmacología Humana del Instituto de Investigación Biomédica del Hospital de Sant Pau, en colaboración con la Unidad de Conductas Adictivas del Servicio de Psiquiatría del mismo hospital y el grupo de Plasticidad Cerebral del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge. En su estudio, los investigadores usaron tres técnicas distintas de neuroimagen por resonancia magnética para estudiar los patrones de activación cerebrales y la integridad de la materia gris y blanca en los consumidores.
Midiendo la activación cerebral asociada a un juego de azar, los investigadores descubrieron que los consumidores de cocaína muestran un estado de hiperactivación en el estriado ventral, una región profunda del cerebro que forma parte del denominado “circuito de recompensa”. Este circuito es muy antiguo desde el punto de vista evolutivo y está formado por una serie de regiones interconectadas que favorecen comportamientos básicos para la supervivencia, como son la ingesta de comida o el sexo. Durante la realización de la tarea, los pacientes mostraron mayores activaciones que los individuos sanos tanto cuando los resultados obtenidos en el juego de azar fueron favorables (ganar dinero) como desfavorables (perderlo). Esta hipersensibilidad generalizada del estriado ventral se vio acompañada de un perfil de activación anómalo en la corteza prefrontal. Esta región del cerebro es un área mucho más evolucionada y se encarga de la regulación de la propia conducta, siendo capaz de inhibir los comportamientos automáticos e impulsivos favorecidos por el estriado ventral. Los resultados mostraron que, mientras en los individuos sanos un resultado desfavorable en el juego de azar produce una activación robusta de éste área, en los consumidores de cocaína permanece desactivada, no respondiendo a las consecuencias adversas del propio comportamiento.
El estudio encontró también diferencias estructurales entre los cerebros de los consumidores y no consumidores. El análisis del volumen de materia gris cerebral encontró una hipertrofia del núcleo caudado y de la corteza orbitofrontal, dos áreas cerebrales pertenecientes al circuito de recompensa que se han relacionado con los comportamientos compulsivos. Por su parte, el análisis de la integridad de los haces de materia blanca la encontró incrementada de nuevo en las áreas implicadas en el procesamiento de la recompensa, pero disminuida fuera de las mismas. Los haces de materia blanca se encargan de la transmisión de información entre áreas distantes del cerebro. En los consumidores de cocaína estas vías de conexión se encontrarían reforzadas entre aquellas estructuras que median la gratificación, pero degradadas entre áreas que controlan procesos cognitivos importantes como son la regulación de la propia conducta y la atención.
En resumen, los resultados del estudio indican que en los consumidores de cocaína se produce una alteración del equilibrio funcional y estructural que existe normalmente entre el estriado ventral y la corteza prefrontal. Ello conllevaría dificultades en la atribución de prioridades, la toma de decisiones y la inhibición de conductas inadecuadas. Estos déficits explicarían diversas manifestaciones de la adicción como son la búsqueda compulsiva de drogas y los problemas de autocontrol. Los investigadores postulan que el hecho de que se encuentre alterada no sólo la función cerebral, sino también su estructura, explicaría las grandes dificultades experimentadas por los drogodependientes para abandonar el consumo de drogas y la elevada tasa de recaídas que presentan estos pacientes.
Link al artículo de La Vanguardia: http://www.lavanguardia.com/vida/20160208/301993063293/cocaina-alteraciones-cerebro.html
Link al artículo de El País: http://elpais.com/elpais/2016/02/08/ciencia/1454956346_617690.html